domingo, 28 de noviembre de 2010


La colaboración en la familia en la educación

La colaboración en la familia

Introducción

Los primeros hijos de Pedro y Adriana fueron Juan y Felipe, con un año de diferencia. Desde un inicio Pedro y Adriana se tomaron el tiempo de enseñarles a sus hijos a guardar sus juguetes y luego a ordenar su habitación. Felipe, el que nació de último, era más lento y un poco más rebelde. Así que sus padres esperaron que él, a su manera y discutiendo, cumpliera con sus tareas. Desde el principio, cada vez que cada uno de los niños cumplía con lo esperado sus padres lo felicitaban, o lo miraban complacidos. Los niños se sentían tomados en cuenta, estimulados y deseosos de agradar a sus padres. Y Felipe sabía que sus padres estaban dispuestos a escucharlo cuando él no estaba de acuerdo con alguna tarea.

En esta familia primaba un ambiente de cooperación, de estímulo y de responsabilidad. Los niños cumplían con sus deberes sin necesidad de que los riñeran. Sabían con claridad qué tareas les correspondían y sus padres premiaban sus buenas acciones haciéndolos sentirse como miembros valiosos y queridos de la familia.

Hacia la colaboración por el compromiso

Somos padres y educamos a nuestros hijos. El educarlos significa procurar que se apropien de ciertas normas, las cuales van a ayudar a que nuestros hijos se conviertan en un seres sociales, útiles y productivos y que la familia a la cual pertenecen funcione bien.

Queremos que nuestros hijos acepten e internalicen ciertos valores, o sea, que acepten adoptar ciertas conductas positivas como, por ejemplo, acostarse a cierta hora, hacer las tareas asignadas por el colegio, recoger el dormitorio, cepillarse los dientes, ducharse, ser ordenado con su ropa y sus juguetes, etc.

Como siempre, hay distintas maneras para lograr esto. Una manera es buscar la cooperación de nuestros hijos, hacerlos sentir que son parte de un grupo que los quiere, la familia; que los valoramos como personas; y que para que la familia esté contenta y funcione bien, es importante que ellos cooperen y asuman ciertas responsabilidades. Otra manera de lograr que ellos cumplan con ciertas tareas es utilizar la recompensa. ¿Cuál de los dos métodos será el más acertado? ¿Cuál a la postre los educará más y les ayudará a cimentar convicciones firmes y duraderas?

Diferencias entre colaboración y recompensa

El método de la cooperación y responsabilidad requiere tiempo, paciencia, interés y esfuerzo por parte de los padres. Requiere que los padres piensen en su familia como en un equipo, un grupo, donde todos tienen un rol que cumplir, donde todos los roles son igualmente importantes, donde cada persona en este equipo es valiosa y su cooperación necesaria para lograr el bienestar de la familia. La recompensa, en cambio, es un método que no implica mucho esfuerzo por parte de los padres. Cuando premiamos o recompensamos la conducta de nuestros hijos estamos acondicionándolos a que actúen "bien" únicamente para recibir la recompensa. No los estamos educando a comprender e internalizar el valor de la "buena" conducta ni los beneficios que conlleva.

Es importante aclarar que en el método de la cooperación y responsabilidad también existe una especie de recompensa. La recompensa en este caso está en la sonrisa de aceptación de la madre cuando el hijo asume y cumple con alguna responsabilidad; la mirada orgullosa del padre; el sentirse como un miembro valioso y querido de la familia; el sentir que pertenece y que es querido.

Al oído del maestro

· Son los niños y las niñas, quienes mejor conocen lo que les afecta en el trato diario con los demás.

· Por esta razón, más que de forma discursiva, es recomendable iniciar este tema preguntando a los niños cuáles son las formas de colaborar en casa y ayudar a nuestros padres.

Profundiza tus conocimientos

1. El maestro pide a los estudiantes que se sienten formando un círculo, e inicia la conversación explicando qué significa colaborar en la familia.

2. Luego, se invita a un estudiante voluntario para que narre situaciones en las que niños y niñas no colaboran en casa.

3. Finalmente, se invita a otro estudiante para que participe brindando soluciones a las conductas negativas antes descritas.

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