domingo, 28 de noviembre de 2010


Dificultades con el profesor

Dificultades con el profesor. 2ª entrega

Por: Thomas Armstrong, Ph D

Más allá del aburrimiento:
Cómo aprenden en realidad los niños
Si bien la mayoría de las escuelas funcionan sobre la base de a teoría “jarra a pocillo”, en la cual los profesores, como jarras, vierten su conocimiento en sus estudiantes pocillos, la información más confiable sugiere que para los niños el aprendizaje es una serie de pequeñas revoluciones científicas. Thomas Kuhn, quien fuera profesor de historia de la ciencia en la Universidad de Princeton y autor de The Structure of Scienfic Revolution (La estructura de la revolución científica), decía que una revolución científica pasa por etapas. Al comienzo, el paradigma o la visión imperante del mundo –digamos la creencia de que la Tierra es plana- es aceptada por la gente. La evidencia que confirma la teoría –en este caso que la Tierra se ve plana- se asimila rápidamente al sistema de creencias. Cualquier evidencia contradictoria es vista con escepticismo y es rechazada. No obstante, la evidencia contraria empieza a acumularse hasta el momento en que ya no puede ser desatendida. En ese momento ocurre la revolución, y las personas cambian de repente su visión básica de las cosas; en este caso, modifican su perspectiva y la Tierra empieza a parecerles redonda.
Los niños pasan por un proceso semejante. Construyen lo que Jean Piaget, el renombrado investigador en desarrollo infantil, denominaba “esquemas” o visiones del mundo en miniatura, acerca de una gran variedad de asuntos. Al comienzo estos esquemas son del tipo “la Tierra es plana”. John Holt contaba que había detectado una creencia primitiva de este tipo en su clase, pues algunos niños creían que mientras mas se avanzaba numéricamente, mayor era la densidad numérica, es decir, los números estaban más “juntos”. Los niños no abandonan con facilidad este tipo de percepciones. Siguen resistiendose a nuevos pareceres y se mantienen aferrados a sus esquemas hasta que el nivel de desarrollo alcanza un punto apropiado, cuando además la evidencia que presenta el mundo externo se hace abrumadora. Piaget decía que es en ese momento cuando los niños empiezan a adaptar o a cambiar sus antiguas convicciones para asimilar efectivamente la nueva información. En sus cabecitas se lleva a cabo el equivalente de una revolución científica. En otras palabras, aprenden.
Para que esto pueda suceder, a los niños hay que proporcionarles ambientes que pongan a prueba sus percepciones erróneas y darles un amplio rango de métodos y materiales para explorar nociones más nuevas, precisas y útiles. Infortunadamente, no es esto lo que por lo general hacen las escuelas. Más bien tienen a perpetuar maneras fijas de pensar, alimentando a los niños con información trillada que no aporta nada a la transformación de las nociones existentes. Día tras día los pequeños llenan el espacio en blanco, responden preguntas simples y escuchan conferencias aburridas. Tal vez logren un habilidad aquí o allá o adquieran un pedacito de información. Pero nada cambia fundamentalmente en su visión del mundo. Allí no se lleva a cabo ningún aprendizaje. En The Unschooled Mind (La mente sin educación), Howard GArdner, autor del libro y profesor de la Universidad de Harvard, hace una fuerte denuncia del fracaso de la educación tradicional, que no sirve para provocar cambios fundamentales en el pensamiento de los alumnos. Sugiere que muchos estudiantes se gradúan de secundaria y de la universidad todavía aferrados a los conceptos que desarrollaron a los cinco años.

Este empobrecimiento tiene consecuencias inevitables en el cerebro. Mark Rosenzweig y MArian Diamond, de la Universidad de California, en Berkeley, sorprendieron al mundo años atrás cuando demostraron el impacto que el medio ambiente tiene sobre la estructura cerebral de las ratas. Montaron tres ambientes diferentes, incluyendo la jaula estandar de laboratorio con tres ratas, un ambiente empobrecido con una sola rata en una jaula vacía, y por último un ambiente enriquecido con doce ratas juntas en una espacio amplio lleno de equipos y de juguetes que eran cambiados a diario. Todas las ratas recibían alimentación y bebida apropiadas. Después de haber vivido en estos ambientes durante un tiempo, se les hizo una disección a las ratas y se midieron sus cerebros. Las ratas del ambiente enriquecido tenían una red más densa de dendritas que las ratas en las jaulas normal y vacía. (Las dendritas con la parte de la célula cerebral que recibe la información química de otras partes del cerebro). Marian Diamond escribió recientemente un libre excelente titulado The Magic Trees of the Mind (Los árboles mágicos de la mente), en el que describe las dendritas como árboles que se ramifican a partir de neuronas, o células cerebrales. En el libro, la autora proporciona información actualizada sobre las implicaciones de estas investigaciones en niños y propone un sinnúmero de actividades enriquecedoras que los padres pueden utilizar en casa para ayudarles a sus hijos a producir más dendritas.
Los niños parecen tener un sentido intuitivo para identificar el ambiente enriquecedlo que requiere su propio desarrollo neurológico. En el estudio de Goodlad, dijeron que sus actividades preferidas de aprendizaje eran construir o dibujar, hacer colecciones, hacer investigaciones de campo, entrevistar a las personas, representar papeles y hacer proyectos independientes, en otras palabras, actividades participativas que involucran las ocho clases de inteligencia básicas. Infortunadamente, en vistas a más de 1 000 aulas, rara vez se observaron estas actividades.
Cómo procurarle a su hijo la mejor educación
El retrato que he presentado hasta ahora del sistema educativo no es propiamente color de rosa. No obstante, los padres pueden de todos modos procurarles a sus hijos una educación de alta calidad si están dispuestos a informarse sobre las opciones disponibles y a buscar activamente un ambiente educativo que les permita aprender a su manera.
Observe el ambiente educativa actual de su hijo y pregúntese si le está proporcionando lo que realmente necesita. Para hacer esta evaluación debe visitar el aula, hablar con la maestra y pasar algún tiempo conversando con el niño acerca de su experiencia escolar. A continuación encontrará algunas preguntas que se debe formular.
Acerca del aula
• ¿Parece vital y llena de energía, o aburrida y letárgica?
• ¿Está llena de materiales que despiertan interés, elementos de arte, materiales de ciencia, cosas para tocar, acariciar y manipular o sobre las cuales preguntare, o esta vacía con excepción de unos cuantos textos empolvados y afiches descoloridos en las paredes?
• ¿Los niños construyen, dibujan, leen, colecciones, escriben, relatan y crean, o por el contrario trabajan en hojas de ejercicios, estudian en textos y escuchan la conferencia de la maestra?
• ¿Existe una variedad de espacios en el salón que permiten el movimiento físico, grupos de debate, estudio con concentración o exploración creativa, o contiene tan sólo fils de pupitres, unas cuantas mesas y nada más?
• ¿Se hace mucho énfasis en las pruebas estándar para determinar si los niños estan aprendiendo, o hay en cambio una creencia de que la evaluación es un proceso continuo íntimamente ligado a la instrucción?
Acerca del profesor
• ¿Invita éste a los alumnos a que expresen sus opiniones y a que dialoguen, o requiere respuestas rápidas y cortas a preguntas dirigidas?
• ¿Se desplaza por el salón ayudándoles a los estudiantes individualmente o pasa la mayor parte del tiempo al frente del aula hablando en general a todo el mundo?
• Cuando habla con el profesor sobre el niño, ¿éste alude más a los problemas o a los logros?
• ¿Cuenta con una variedad de métodos de enseñanza en el tema que esta tratando o se apoya más que todo en hojas de ejercicios y textos?
Acerca del niño
• ¿Cuándo habla con él acerca de la clase, percibe su emoción ante el aprendizaje, o más bien una sensación de desesperación silenciosa o de sumisión?
• ¿Parece estar aprendiendo por el gusto de aprender o para ganar premios, notas, estrellas y elogios?
• ¿Tiene oportunidad de expresar sus fortalezas concretas, sus talentos y sus habilidades durante la jornada, o más bien se hace énfasis en sus errores, en sus dificultades y en lo que aún no logra?
• ¿Es tratado como un ser humano que tiene una manera individual de aprender, o mas bien se espera de él que aprenda como todos los demás?
Las respuestas de los padres a estas preguntas, y a otras semejantes, ayudarán a determinar si los niños están recibiendo una educación basada en sus necesidades individuales. Si usted descubre que el ambiente escolar del niño es deficiente, como seguramente les ocurrirá a muchos, entonces considere alternativas.
Cinco opciones de escolaridad para su hijo
Opción 1: Actúe con miras a lograr cambios en la situación escolar del niño
Reúnase con la maestra y comparta con ella sus preocupaciones. Abogue por su hijo, haciéndole notar sus habilidades especiales, las fortalezas y talentos que pasan inadvertidos en la escuela, y sugiérale formas en que éstos puedan incorporarse a la actividad diaria. Ofrézcase como voluntario o voluntario en la clase. Aporte materiales educativos innovadores para enriquecer el aula. Ante todo, trabaje con diplomacia en un espíritu de cooperación. Los profesores soportan hoy en día una gran presión y pueden sentir que sus deseos de ayudarle al niño son un problema más que tienen que enfrentar. Si la maestra percibe su ofrecimiento de ayudar como una oportunidad de aligerar su carga, seguramente tendrá éxito en cambiar el estatus quo en beneficio de su hijo.
Empero, si sus intentos reciben poca acogida, considere otra opción.
Opción 2: Cambie al niño de salón o de escuela
Si su hijo se encuentra en un salón que padece de “antagonismo cerebral” y fracasan todos sus esfuerzos para lograr un cambio, entonces haga lo que haría con una planta que se está marchitando y trasplántelo a tierra más fértil y a un clima más amable (maestra más amistosa, clase más emocionante) en la misma escuela o en otra escuela del área. En su libro clásico The Myth of de Hyperactive Chile (El mito del niño hiperactivo), Diane Divoky y Meter Schrag relatan cómo en una comunidad los padres de un niño pequeño reciben una nota de la enfermera de la escuela: “Su hijo es hiperactivo. No se queda sentado. Por favor llévenlo al médico”. Los padres envían al niño a otra escuela y el “problema” no se menciona nunca más. En un suburbio de Cleveland, un niño que es remitido al grupo que tiene problemas de aprendizaje se desempeña todavía peor a los ojos de estos maestros de lo que se desempeñaba en la clase normal; desesperados, lo envían a otra clase normal y el niño empieza a leer. Darle al niño una oportunidad de ese tipo quizás lo sabe del círculo vicioso de la dificultad de aprendizaje.

Opción 3: Matricule al niño en un escuela particular que utilice una metodología alterna

Existe cientos de escuelas con enfoques alternos que hace honor a los estilos individuales de aprendizaje y proporcionan una ambiente rico en el que se aprovechan las ocho inteligencias. Los dos enfoques más comunes en esos sistemas son el Montessori y el Waldorf. La escuela Montessori fue desarrollada a comienzos del siglo pasado por una médica italiana, María Montessori, y ahora existen miles en todo el mundo, hace énfasis en la experiencia sensorial y motriz y en un aprendizaje académico a base de materiales específicos y de un verdadero respeto por la integridad del niño. La educación Waldorf, fundad por el filosofo alemán Rudolf Steiner en la década de 1920, utiliza un enfoque artístico hacia la enseñanza de la historia, la lectura, las matemáticas, las ciencias y la literatura. Además proporciona enseñanza de manualidades, danza, teatro y música.
En todas partes existen múltiples alternativas independientes donde se les permite a los niños aprender a su ritmo y a su manera. Una madre me contaba cómo a su hijo de primera grado lo habían remitido a una clase de educación especial en la escuela pública por causa de sus problemas de aprendizaje y de comportamientos. “Entonces empezaron en casa los problemas de comportamiento. De repente Tim no quería ir a la escuela, la odiaba, era profundamente infeliz en ella. Detestaba a la profesora. Una mañana de se año se escapó”. Al final del primer año, lo sacó del sistema público y lo matriculó en un colegio privado que hacia énfasis en la metodología Waldorf y Montessori. Dice: “Le retiraron toda la presión y el niño se transformó. Le encantaba sus escuela, le fascinaba aprender, no veía la hora de llegar al colegio. Era como si tuviéramos ante nosotros a otro niño”. Si bien los colegios alternos pueden ser costosos o estar ubicados en lugares algo remotos, bien pueden valer la pena en términos de costo y tiempo adicional si le ahorran el malestar de vivir con un aprendiz frustrado o poco satisfecho. Puede también considerar la posibilidad de unirse a otros padres para crear su propia escuela alterna o cooperativa.

Opción 4: Considere la posibilidad de enseñarle al niño en casa
Un creciente número de padres cuyos niños han sufrido a manos de la educción pública y privada están descubriendo que lo mejor que pueden hacer por sus hijos es educarlos en casa. La formación escolar en casa ha ganado aceptación en los últimos años, especialmente gracias a los esfuerzos de individuos como John Holt, autor de Teach Your Own (Enseñe a los suyos) y David y Micki Colfax, autores de Homeschooling for Excellence (Educando en casa para la excelencia). Los cálculos actuales en los Estados Unidos del número de padres que han elegido esta opción van desde los diez mil hasta los cientos de miles.
Sé de muchos padres que han experimentado el éxito mediante este enfoque. Una madre en Georgia escribe: “Mi hija mayor estaba en sexto grado y no savia leer. Dos años después de proporcionarle su formación académica en casa, lee libros de nivel adulto”. Una madre de New Hampshire cuya hija de catorce años fracasó en varios programas en diferentes escuelas públicas, me escribió tras unos meses de enseñarle en casa: “Su mente se empezó a volver más creativa, tenia mas paciencia con sus proyectos y ahora le encanta leer”. Si bien esta opción no es práctica si los dos padres trabajan fuera de casa, cada vez más familias están descubriendo que vale la pena cambiar de estilo de vida para proporcionarles a sus hijos una mejor educación.
Opción 5: Utilice en provecho de su hijo las leyes sobre educación especial
En los Estados Unidos, las leyes actuales estipulan que todos los niños limitados tienen derecho a una educación apropiada. Muchos padres cuyos niños no aprenden bien en la escuela han elegido que sus hijos se les hagan pruebas para lograr que sean clasificados en programas especiales para dificultades de aprendizaje o DDAH. Si bien estos programas no tienen nada de “especiales”, y a menudo ocasionan más problemas de los que se resuelven, ocasionalmente sucede que el aula más estimulante es el aula de recursos o “clase especial”. Ésta puede ser una opción viable para algunos padres, puesto que la proporción profesor – estudiante es pequeña y los maestros han recibido la indicación de trabajar con los estilos individuales de aprendizaje. Sin embargo, en mi opinión, debería utilizarse únicamente como último recurso puesto que requiere estigmatizar al niño con un rotulo de discapacidad.
En el aspecto positivo las leyes favorecen a los padres y a los niños. Por ley, los padres tienen derecho a participar plenamente en cada etapa del proceso que lleva al a la ubicación de los niños en programas especiales. Tienen derecho a una evaluación independiente si no están de acuerdo con el diagnóstico de la escuela. Pueden pedir que se utilicen para la enseñanza del niño ciertos enfoques en concreto o ciertos materiales. Pueden llevar el caso a la Corte si la escuela se niega a proporcionarle al niño la educación que los padres piensan que éste requiere.
Si usted elige transitar la ruta de la educación especial, asegúrese de informarse antes plenamente sobre los procedimientos y las dificultades.
Además de estas sugerencias, existen pasos de más largo alcance que usted puede dar para mejorar la suerte de los niños en las escuelas, participe en la asociación de padres y profesores, asista a las reuniones de asamblea escolar y apoye a los candidatos a la junta directiva que favorecen enfoque de educación centrados en los niños. Finalmente, aún si siente que no puede incidir en la forma como su hijo está siendo educado en la escuela, de todos modos puede tener un impacto enorme en casa durante las 18 horas que el niño no está en el colegio todos los días.
En: Inteligencias Múltiples. Cómo descubrirlas y estimularlas en sus hijos
Grupo Editorial Norma. 2001. Bogotá, Colombia.

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